Comprar una casa para perros parece una tarea sencilla, pero en la práctica muchas personas terminan cometiendo errores que afectan tanto al bienestar del animal como a la durabilidad del producto. Una buena elección no solo ofrece refugio y comodidad, también protege contra el frío, el calor o la lluvia. Para evitar problemas, conviene conocer los fallos más habituales antes de tomar una decisión.
Elegir un tamaño inadecuado
El error más frecuente es no calcular bien el tamaño. Muchas personas piensan que cuanto más grande, mejor, pero esto no siempre es cierto. Una casa demasiado amplia en invierno no retiene el calor y el perro puede pasar frío. En cambio, un espacio demasiado reducido genera incomodidad y dificulta el movimiento.
Lo ideal es que el perro pueda entrar sin esfuerzo, darse la vuelta y tumbarse estirado. Como referencia, se debe medir la altura del perro hasta la cruz y la longitud desde el hocico hasta la base de la cola. La casa debe ser un poco más alta y más larga que esas medidas, pero nunca de forma exagerada.
Ignorar la ventilación
La ventilación es un aspecto clave que muchos olvidan. Una casa sin una entrada bien diseñada o sin pequeños orificios de aireación puede acumular humedad y malos olores. En verano, también se convierte en un espacio sofocante.
Es recomendable buscar modelos con una puerta amplia o con rejillas de ventilación en los laterales. Esto asegura la circulación de aire y mantiene el interior más saludable y fresco.
No considerar el clima de la zona
Otro error habitual es comprar sin pensar en el clima donde se usará la casa. En regiones frías y húmedas, una casa de plástico muy fina no ofrece aislamiento suficiente. En lugares calurosos, una casa de madera sin ventilación adecuada puede convertirse en un horno.
El material y el diseño deben adaptarse al entorno. Para climas fríos, lo mejor son casas de madera con paredes gruesas y techos inclinados que eviten la acumulación de nieve o agua. Para zonas cálidas, conviene priorizar casas frescas, con buena ventilación y materiales resistentes al sol.
Olvidar la facilidad de limpieza
Mantener la casa limpia es fundamental para la salud del perro. Sin embargo, muchas personas compran modelos sin pensar en la practicidad. Casas con rincones inaccesibles o techos fijos complican la limpieza.
Es mejor elegir una casa con techo desmontable o con paredes fáciles de lavar. Los materiales lisos y resistentes al agua permiten una desinfección más rápida y eficaz, lo que ayuda a prevenir plagas como pulgas o garrapatas.
Comprar materiales de baja calidad
El precio suele ser determinante en la compra, pero optar por lo más barato puede salir caro a largo plazo. Casas de plástico muy delgado, madera sin tratamiento o estructuras mal ensambladas se deterioran con rapidez. Con el primer temporal, el refugio puede perder estabilidad o dejar pasar agua.
Es recomendable fijarse en la resistencia de los materiales, el grosor de las paredes y la solidez del techo. Aunque el coste inicial sea mayor, una casa bien fabricada ofrece más durabilidad y protege mejor al perro.
Descuidar la ubicación
Incluso una buena casa pierde efectividad si se coloca en un lugar incorrecto. Algunas personas la ponen directamente en contacto con el suelo, lo que favorece la humedad. Otras la ubican bajo sol directo durante todo el día, provocando calor excesivo.
Lo mejor es colocarla sobre una superficie elevada, con sombra parcial y protegida del viento. De esta forma, se alarga la vida útil del material y se garantiza el confort del perro.
No pensar en el mantenimiento
Por último, hay quien compra la casa y la olvida, como si fuera un objeto fijo sin cuidados. Con el tiempo, el techo puede filtrar agua, la madera requiere barniz protector y los cojines interiores necesitan renovación.
Planificar un mantenimiento básico es parte de la compra responsable. Revisar periódicamente la estructura, limpiar con frecuencia y sustituir accesorios desgastados asegura que el refugio siga siendo un espacio seguro y cómodo.